Pocos días después de ingresar al Centro de Formación Juvenil Zurquí, detenida junto con su hermana, una adolescente se enteró de que tenía un mes de embarazo. La sorpresa no era para menos; esta joven de 16 años ahora debe emprender un camino, a pesar del encierro, de la mano con su pequeño hijo, a quien ya le tiene nombre.
Su caso es único: se trata de la primera adolescente embarazada en llevar un curso de preparación para el parto fuera de la cárcel. La autorización la emitió la directora del CFJ Zurquí, Kattia Góngora, partiendo del concepto integral de la salud y del principio superior del niño. Por esa razón, no requirió el aval del juzgado.
Así fue como Betty conoció a siete mamás y tres papás, la mayoría primerizos, durante el curso en la Clínica de Santo Domingo. Al revés, también: así fue como esos padres y madres compartieron todas las semanas con una privada de libertad, constituyéndose en el grupo de apoyo de la joven.
Para la obstetra a cargo del grupo, Ana Lucía García, con 15 años de experiencia, nunca antes había tenido un grupo tan integrado como esta vez. “Este curso me ha hecho sentir que hay personas muy especiales. Es la primera vez que veo que se unan tanto y apoyen a una madre tan joven”, narró.
“Betty se convirtió en la hermanita menor del grupo. Hemos orado mucho por ellos”, contó Elisa, una de las madres.
Aprendizaje. En el curso, la joven aprendió de todo. De no saber absolutamente nada sobre la crianza de un pequeño, la joven ahora conoce lo necesario sobre cómo se respira durante el parto, los cuidados que debe tener en el bebé, la forma correcta de la lactancia, entre otros.
No era lo mismo recibir el curso en prisión, que conocer de antemano la misma sala de parto donde daría a luz tiempo después, además de poder socializar con otras madres, quizás, también llenas de temores como ella.
Ese momento llegó y fue justamente hoy, a las 3 a. m., cuando las oficiales de la Policía Penitenciaria corrieron con Betty luego de que se le reventara la fuente. Su bebé nació en el Hospital San Vicente de Paul, en Heredia. En el proceso, antes de que se graduaran del curso de preparación para el parto, otros dos bebés nacieron.
Hace 15 días, el grupo de padres y madres organizó un té de canastilla para Betty. Con arroz con pollo, frijoles, papas y muchos regalos, la última sesión del curso fue sorpresa para esta adolescente, quien apenas está terminando la escuela.
El espacio conmovió a los participantes. Uno de los padres, Alonso Ferreto, quien es músico y trovador, llevó su guitarra para cantarle un par de piezas a Betty.
La historia de Betty fue conocida este domingo en la Revista Dominical en un reportaje que analiza esa triple condición: adolescencia, embarazo y privación de libertad.
En el CFJ Zurquí hay 13 mujeres, de las cuales siete son madres, pero solo dos están con sus pequeños, de quienes deberán separarse cuando cumplan tres años. Las demás jóvenes sufren la distancia, esa que no les permite tener cerca a sus pequeños para criarlos.