El proyecto “Haciendo sueños realidad”, promovido por el reconocido modificador corporal, Johan López, busca acercar a los jóvenes del Centro Especializado Ofelia Vincenzi a la expresión artística.
La iniciativa es dirigida por el Departamento de Enfermería del Ministerio de Justicia y Paz, junto con el despacho de la ministra, como una herramienta paralela para crear conciencia entre los jóvenes acerca de la necesidad de disminuir las prácticas de tatuaje riesgosas.
Este martes, se realizó un primer acercamiento entre los muchachos y el artista corporal Johan López. A la actividad, asistieron 13 privados de libertad que fueron seleccionados porque han implementado la práctica del tatuaje en la clandestinidad de los módulos.
“Los muchachos están muy contentos. Ellos tienen mucho talento. La idea es poderlos motivar para que vean que afuera tienen oportunidades con el arte en general. En el proceso, traeremos expertos en dibujo, para que puedan hablar desde su experiencia”, señaló Johan López.
El Ministerio de Justicia y Paz aceptó este plan con la idea introducir a los jóvenes en el dibujo, pintura y grafiti para que mejoren sus destrezas artísticas. Además, para motivarlos a que conozcan las técnicas correctas del tatuaje corporal en pieles sintéticas, utensilios de cuero y otras superficies, lo que evitaría que ellos experimenten en sus cuerpos, o en el de sus compañeros, al no contar con las condiciones de higiene y salud adecuadas.
El Departamento de Enfermería les enseñará, en el proceso, sobre enfermedades infectocontagiosas –como la hepatitis o el VIH–, la adecuada disposición de desechos, los riesgos de utilizar la misma aguja en varias personas y el peligro de inyectarse tinta tóxica.
“Nosotros sabemos que, a lo interno de los centros, ha existido una cultura del tatuaje, que siempre ha sido prohibido, probablemente, porque ha habido un estigma Ahora, existen muchas posibilidades para promover la prevención de enfermedades infectocontagiosas, esterilizar productos y utilizar tintas no tóxicas”, expresó Eric Cercas, jefe nacional de Enfermería.
Cristian, de 24 años, es uno de los jóvenes que integrará el proyecto. Lleva siete años en prisión y, desde la cárcel de menores, comenzó a realizarse tatuajes. Uno de ellos, es un diseño de una campesina, rodeada de flores y pájaros, como símbolo de su natal Guanacaste. “Este otro es de un payaso, pero tengo que terminarlo; este que tengo en el brazo, es el nombre de mi mamá y mi fecha de nacimiento”, asegura mientras describe sus tatuajes.
Otro de los jóvenes, Daniel, reconoce que en sus brazos lleva los nombres de su hijo, su madre y su hermana. “Me los hice para expresarme, desahogarme, recordar a mi familia y saber que están siempre conmigo. Cuando veo la parte donde me hice el tatuaje, sé que ellos están presentes”, relata el joven de 24 años.
“Quiero aprender sobre los tatuajes, como cuidarme y cuidar a otras personas. Casi siempre con la aguja que se pica uno, se pican todos. Sinceramente, no pensé que me vinieran a hablar de tatuajes porque esto es prohibido y uno tiene que respetarlo, pero que nos vengan a hablar es importante”, manifestó.