Los jóvenes se han apropiado del Centro Cívico por la Paz en Garabito, Puntarenas. No solo lo han convertido en cita obligada para actividades artísticas y deportivas, sino que es un punto de partida para salir a comunidades como Tárcoles, Herradura y a partir de este año, Lagunilla.
La influencia del Centro se multiplica no solo en la parte geográfica, sino en sus ámbitos: las actividades de danza, ballet, teatro, cerámica, escultura y la banda municipal, entre otras, también se vinculan al desarrollo de la comunidad.
Ejemplo de esta relación la estableció Gerald Samudio, quien estudia teatro pero es a la vez coordinador de un comité de ambiente. “Hemos creado comisiones para trabajar en los problemas más importantes de Garabito: ambiente, participación juvenil, salud, convivencia para la paz”, expresó.
Esta relación entre el Centro, la comunidad y los jóvenes fue constatada el pasado 2 de junio por la Ministra de Justicia y Paz Marcia González, que realiza visitas a estos centros para evaluar sus condiciones actuales. La acompañó la diputada Nilsen Pérez, así como el Viceministro de Gestión Fabián Solano, la Viceministra Isabel Porras y el Director del Patronato de Construcciones del Ministerio, entre otros.
La vinculación entre la comunidad y el Centro Cívico empezó a gestarse desde que abriera las puertas el 28 de abril del 2014, para evolucionar a un Centro Cívico que evoluciona a “que los jóvenes tomen el espacio y lo hagan propio”, explicó Pamela Vargas, del Consejo de la Persona Joven.
En el Centro hay 800 personas matriculadas, pero se trata de un espacio abierto con una influencia mayor –se estima una población adolecente de 3.897-, y que crece con las acciones como las de los proyectos itinerantes. “Ahora, muchos jóvenes que aprendieron en estas actividades, se encargan de llevar el conocimiento a otros jóvenes”, comentó Vargas.